
¿Quién iba a decir que una pequeña tienda en Vancouver, nacida en 1998, se convertiría en el referente global del athleisure? Lululemon ha conseguido algo increíble: transformar unas mallas en un símbolo de estilo de vida. Lo fascinante de esta marca es cómo ha creado una comunidad obsesionada no solo con su ropa (que, por cierto, es como una segunda piel), sino también con lo que representa: bienestar, propósito y un toque aspiracional. ¿Su secreto? Materiales premium, cortes que favorecen a todo el mundo y un marketing que habla más de experiencias que de productos. Además, se han expandido a lo grande, desde ropa de entrenamiento hasta prendas masculinas y accesorios que están conquistando el mundo del fitness. Lululemon no te vende ropa; te invita a una tribu donde el yoga y la innovación van de la mano.
